Distinguen a Ismael Bustos por diseñar nanomaterial contra enfermedades raras

 Ismael Bustos Jaimes, investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recibió ayer el Premio a la Innovación BIONANO, por la elaboración de un nuevo biomaterial que puede ayudar a atender algunas de las llamadas enfermedades raras lisosomales. Ese tipo de enfermedades aparece cuando el cuerpo no puede producir ciertas enzimas, las que se pueden comparar con “tijeras químicas”, y al no estar presentes se provoca la acumulación de moléculas dañinas en hígado, riñones e incluso en el .

El Premio a la Innovación en BIONANO Ciencia y Tecnología es entregado conjuntamente, desde hace cuatro años, por el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) y el laboratorio farmacéutico Neolpharma. 

La investigación mexicana premiada este viernes forma parte de los esfuerzos científicos que buscan introducir a lugares muy precisos del cuerpo humano esas “tijeras químicas”, proteínas o enzimas, que no producen de manera normal las personas con estos padecimientos raros, que son más de 50. De acuerdo con Ismael Bustos, estas terapias ya existen, pero son costosas y no muy eficientes. 

En el caso de los materiales desarrollados por el equipo del doctor Bustos Jaimes se considera que son materiales “tipo virus” porque pueden viajar hasta una zona del cuerpo humano e introducir una molécula específica. Los virus introducen en las células sanas moléculas con información genética que ayuda a multiplicar una enfermedad; por el contrario, el material desarrollado por los mexicanos puede llevar moléculas que ayuden a sanar células y tejidos.

Tamaños fantásticos. Antes de avanzar en la explicación del proyecto que fue premiado hay que recordar que estos trabajos se realizan en escalas que hace 20 años eran difíciles de imaginar. Primero hay que considerar que si un milímetro se divide mil veces se llega a una medida de tamaño que se llama Micra, que es la medida de los objetos que se ven en los microscopios escolares. Y si esa micra de divide mil veces se llega a una medida llamada nanómetro.

Lo anterior sirve para explicar que todos los trabajos que fueron evaluados y premiados por Cinvestav y Neolpharma, son mexicanos y se realizan en escalas nanométricas, es decir, de millonésimas de milímetros.

En el caso del trabajo del doctor Ismael Bustos Jaimes y su equipo, ellos desarrollaron un bionanomaterial al que llaman oligopartícula, que puede actuar como vector o medio de transporte para introducir, de manera más precisa, eficaz y estable, proteínas o enzimas a un lugar donde deberían ejercer su acción, pero no están presentes. Cuando esas proteínas o enzimas hacen falta, se presenta algunas de las 50 “enfermedades raras” lisosomales.

En los últimos 10 años, lograron ensamblar el parvovirus B19 a partir de una de las proteínas que lo componen, y obtuvieron partículas tipo virus que, a simple vista, son esferas hechas de proteínas que están huecas. Ese espacio se puede usar para colocar elementos de interés, como un o un gen, y así engañar al “virus” para que lleve esta carga a las células.

Luego de perfeccionar el ensamblaje y “llenado” de las partículas, colocaron elementos también en el exterior, como sondas fluorescentes que las hacen brillar o péptidos que les permiten diferenciar unas células de otras, por lo que el siguiente reto fue crear partículas híbridas. Un extremo de esta “decoración” de partículas es la unión específica para hacer una oligopartícula, que por su naturaleza oligomérica multiplica exponencialmente sus funciones potenciales, por ejemplo: provocar tropismo, llevar una sonda de imagen que indique dónde se localiza o ser el fármaco para combatir a la enfermedad.

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Fuente: http://www.cronica.com.mx/notas/2017/1017117.html